sábado, 13 de octubre de 2018

¿Se deben traducir los nombres de los personajes?


Otra de las dificultades que se plantean a la hora de traducir un género literario es qué hacer con los nombres de los personajes, lugares o determinados objetos o criaturas inventadas por el autor de la obra original.
  • Por ejemplo, en los libros de J. R. R: Tolkien el nombre Bilbo Bolsón es una traducción del original Bilbo Baggins. Jon Snow se conoce en su versión en español como Jon Nieve en la saga de «Canción de Hielo y Fuego» de George RR Martin. 
  • Mientras que en los cómics de X-Men (traducidos en un principio a «La Patrulla X»), el clásico Wolverine se tradujo a español como Lobezno.

Estos cambios de nombres a veces responden a que no siempre los nombres originales encajan con la sociedad de destino, por no comprenderse el motivo o trasfondo su versión original o por ser muy complicados de pronunciar en el idioma de destino.

  • Así, en la novela «La importancia de llamarse Ernesto», John Worthing es un hombre responsable, digno y respetable. Su apellido no es casual, worthy significa «digno» en inglés.

En el trabajo «Nombres propios: su traducción» del doctor Virgilio Moya se analiza esta situación sobre la traducción de los nombres propios en España. Podemos consultar este documento aquí.




Otra de las trabas que se encuentran los traductores literarios es la de los nombres propios de lugares o criaturas creadas por el autor. Por ejemplo, en las sagas de «El señor de los anillos» o «Canción de hielo y fuego» los autores crearon a partir de su imaginación: lugares, ciudades y pueblos con nombres totalmente originales. Algunos se mantienen tal cual en su versión española, como por ejemplo Rivendel o Mordor, mientras que otros se traducen, como  es el caso de Riverrun que se tradujo por Aguas Dulces o Winterfel por Invernalia.


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